sábado, 31 de mayo de 2008
Eduardo Galeano
La escuela del mundo al revés es la más democrática de las instituciones educativas. No exige examen de admisión, no cobra matrícula y gratuitamente dicta sus cursos a todos y en todas partes, así en la tierra como en el cielo: por algo es hija del sistema que ha conquistado, por primera vez en toda la historia de la humanidad, el poder universal. En la escuela del mundo al revés, el plomo aprende a flotar y el corcho, a hundirse. Las víboras aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los caminos.El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo. Sus maestros calumnian a la naturaleza: la injusticia, dicen, es ley natural. Milton Friedman, uno de los miembros más prestigiosos del cuerpo docente, habla de "la tasa natural de desempleo". Por ley natural, comprueban Richard Herrnstein y Charles Murray, los negros están en los más bajos peldaños de la escala social. Para explicar el éxito de sus negocios, John D. Rockefeller solía decir que la naturaleza recompensa a los más aptos y castiga a los inútiles; y más de un siglo después, muchos dueños del mundo siguen creyendo que Charles Darwin escribió sus libros para anunciarles la gloria.
¿Supervivencia de los más aptos? La aptitud más útil para abrirse paso y sobrevivir, el killing instinct, el instinto asesino, es virtud humana cuando sirve para que las empresas grandes hagan la digestión de las empresas chicas y para que los países fuertes devoren a los países débiles, pero es prueba de bestialidad cuando cualquier pobre tipo sin trabajo sale a buscar comida con un cuchillo en la mano. Los enfermos de la patología antisocial, locura y peligro que cada pobre contiene, se inspiran en los modelos de buena salud del éxito social. Los delincuentes de morondanga aprenden lo que saben elevando la mirada, desde abajo, hacia las cumbres; estudian el ejemplo de los triunfadores y mal que bien hacen lo que pueden para imitarles los méritos. Pero "los jodidos siempre estarán jodidos", como solía decir don Emilio Azcárraga, que fue amo y señor de la televisión mexicana. Las posibilidades de que un banquero que vacía un banco pueda disfrutar, en paz, del fruto de sus afanes son directamente proporcionales a las posibilidades de que un ladrón que roba un banco vaya a parar a la cárcel o al cementerio.
Cuando un delincuente mata por alguna deuda impaga, la ejecución se llama ajuste de cuentas; y se llama plan de ajuste la ejecución de un país endeudado, cuando la tecnocracia internacional decide liquidarlo. El malevaje financiero secuestra países y los cocina si no pagan el rescate: si se compara, cualquier hampón resulta más inofensivo que Drácula bajo el sol. La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los organismos internacionales que controlan la moneda, el comercio y el crédito practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humillan al mejor de los tirabombas.
El arte de engañar al prójimo, que los estafadores practican cazando incautos por las calles, llega a lo sublime cuando algunos políticos de éxito ejercitan su talento. En los suburbios del mundo, los jefes de Estado venden los saldos y retazos de sus países, a precio de liquidación por fin de temporada, como en los suburbios de las ciudades los delincuentes venden, a precio vil, el botín de sus asaltos.
Caminar es un peligro y respirar es una hazaña en las grandes ciudades del mundo al revés. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen. El mundo al revés nos entrena para ver al prójimo como una amenaza y no como una promesa, nos reduce a la soledad y nos consuela con drogas químicas y con amigos cibernéticos. Estamos condenados a morirnos de hambre, a morirnos de miedo o a morirnos de aburrimiento, si es que alguna bala perdida no nos abrevia la existencia.
¿Será esta libertad, la libertad de elegir entre esas desdichas amenazadas, nuestra única libertad posible? El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo: así practica el crimen, y así lo recomienda. En su escuela, escuela del crimen, son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación. Pero está visto que no hay desgracia sin gracia, ni cara que no tenga su contracara, ni desaliento que no busque su aliento. Ni tampoco hay escuela que no encuentre su contraescuela.
El poder es un señor muy distraido
Por privilegio de su impunidad, el poder se da el lujo de vivir en estado de perpetua distracción: se olvida de todo, se equivoca, no sabe lo que dice, ni se da cuenta de lo que hace. Las costumbres del poder se llaman errores o descuidos; pero el sur del mundo paga, con sus muertos por hambre o bala, el precio de las distracciones del norte.
Eduardo Galeano
Vísperas de Navidad: cohetes y fuegos artificiales en los cielos de Occidente.
Vísperas del Ramadán: al oriente, en el cielo de Bagdad, bombas y fuegos de guerra. Estados Unidos y Gran Bretaña, fiel servidora que antes fuera ama y señora, han celebrado el fin del 98 mediante la estrepitosa fiesta de la Operación Zorro del desierto. Así, Bill Clinton pudo demostrar que la guerra es la continuación del Kamasutra por otros medios, y Tony Blair pudo revelar, por fin, el enigma de su "tercera vía": la tercera vía consiste en matar iraquíes durante tres noches. ¿Hospitales bombardeados, muertos civiles? En las guerras, hay "errores" inevitables, y por eso los muertos civiles han pasado a llamarse "daños colaterales", collateral damages, desde 1991, cuando el anterior arrasamiento de Irak dejó una montaña de cadáveres que la televisión no mostró. Cuando Estados Unidos y Gran Bretaña, los dos mayores fabricantes de armas del mundo, hicieron, al fin del 98, esta nueva exhibición de sus músculos, se olvidaron de avisar a las Naciones Unidas. El "descuido" no tenía importancia, habida cuenta de que ambas potencias pueden imponer su veto a cualquier resolución que pretenda condenarlas.
La paradoja es la normalidad del mundo al revés: la falta de respeto a las Naciones Unidas fue el principal pretexto invocado para justificar los bombardeos de castigo contra Irak, mientras los propios bombardeos se burlaban de las Naciones Unidas y de todas las leyes internacionales vigentes. La incoherencia es la normalidad del lenguaje al revés: otro discurso del disparate, un balbuceo que condenaba al condenador, había acompañado la cruzada del 91: Estados Unidos, que venía de invadir a Panamá, castigaba a Irak porque había invadido a Kuwait.
Ahora, hubo también otra coartada: el peligroso Saddam Hussein había almacenado armas nucleares, químicas y biológicas, que amenazaban a los países vecinos. Pero a nadie se le movía un pelo cuando Hussein usaba armas químicas y biológicas contra los iraníes y los kurdos. Y si por eso fuera, Estados Unidos tendría que autobombardearse: concentra la mitad del arsenal mundial de armas nucleares, químicas y biológicas, fabrica la mitad de todas las armas que el mundo compra, tiene el mayor presupuesto militar del planeta y constituye un comprobado peligro para sus vecinos, a quienes viene invadiendo, a un ritmo de una invasión por año, desde los inicios de su vida independiente. Y también constituye un comprobado peligro para sus no vecinos, que ya lo dirían, si hablar pudieran, las víctimas de sus excursiones militares más recientes, contra Sudán, Afganistán y, como ya es habitual, Irak. No hay presidente norteamericano que lo ignore: para subir los índices de popularidad, no hay nada mejor que invadir o bombardear a otros países.
Los papás de la criatura
Poco antes de fin de año, hablando en nombre del gobierno norteamericano, Madeleine Albright reconoció que había sido "un error" el apoyo de Estados Unidos a las dictaduras latinoamericanas. La detención de Pinochet ocupaba, en esos días, la primera plana de la prensa mundial. ¿Un error? Curiosa manera de nombrar la marca de fábrica. Las guerras se hacen en nombre de la paz, las dictaduras se implantan en nombre de la libertad. Cuando la libertad que de veras importa, que es la libertad del dinero, ya no necesita a los impresentables matarifes de uniforme, el poder se lava las manos y con dos palabras despacha el asunto y cambia de tema. Al fin y al cabo, ¿acaso Henry Kissinger, que inventó a Pinochet, no recibió el Premio Nobel de la Paz? Antes de que el juez Garzón cometiera su acto de justicia, que tan escandaloso ha resultado en este mundo acostumbrado a la injusticia, los miles de muertos y torturados por la dictadura de Pinochet eran llamados "excesos", y se llamaba "milagro chileno" a una de las sociedades más desiguales del planeta. El papa de Roma bendecía al general, a principios del 93, prometiendo para él y su familia "abundante gracia divina", y a principios del 98, hace un rato nomás, el diario liberal The New York Times celebraba el cuarto de siglo del golpe de Estado, gracias al cual Chile "ha dejado de ser una república bananera" para convertirse en "la estrella económica de América Latina". A pesar de sus "excesos", el modelo Pinochet se difundía como panacea universal.
Los banqueros en Babia
Excesos, errores, descuidos: nadie es perfecto. El 4 de diciembre del 98, mientras doña Madeleine se refería al "error" del apoyo a las dictaduras latinoamericanas, pavada de error que lleva más de un siglo de sistemáticas carnicerías, otras dos equivocaciones se difundieron desde Washington. Ese día, una comisión de la Cámara de Representantes emitió un informe donde se refería a "un descuido": por un descuido, el Citibank había lavado cien millones de narcodólares, que los traficantes de drogas habían puesto en manos del político mexicano Raúl Salinas. Y ese mismo día, otro informe, otro error: el Banco Mundial criticó públicamente "un error" de su hermano gemelo, el Fondo Monetario Internacional, cuyas recetas habían agravado la crisis en Tailandia, Indonesia y Corea del Sur. Las recetas del Fondo estaban equivocadas, según los técnicos del Banco, a juzgar por sus deprimentes resultados; pero el informe ni siquiera sugería la posibilidad de que pudiera haber algo de equivocado en el hecho de imponer recetas. Ese hecho es un derecho de la dictadura financiera, que ambos organismos ejercen en escala planetaria, y eso está fuera de discusión. Sus tecnócratas recetadores no han aprendido medicina con Hipócrates, ni con Galeno: ellos multiplican las plagas del mundo, aplicando las pócimas enseñadas por las mismas eminencias que habían dictado la política económica del general Pinochet. Y es, por cierto, la dictadura financiera internacional, que gobierna a los gobiernos, la que con sus "errores" facilita los "descuidos" de la alta banquería y garantiza impunidad a sus enjuagues.
El poder llama "errores" a la rutina de sus horrores. ¿Una profunda crisis de valores, que el lenguaje revela? Quizá. En todo caso, en el diccionario de este fin de siglo, "crisis de valores" es el nombre que tiene la caída de las cotizaciones de las acciones de bolsa.
“El día de las mulas”
Sentados frente a la mesa sentimos los nervios que se producen cuando se conoce a alguien por primera vez y ante la expectativa de lo que pasará, así un sentimiento de confianza se fue apoderando poco a poco del ambiente el cual comenzó con movimientos de las manos, palabras entrelabios y miradas discretas ante lo que nos rodeaba.
El profesor, experto en matemáticas y con la experiencia que da la vida, mostró su accesibilidad y su interés por el trabajo que realizábamos, siendo su entusiasmo una especie de orgullo y reconocimiento personal de su trabajo, el cual es poco reconocido por las diversas situaciones que rodean a la educación en México como el mismo lo describió.
La segunda vez que nos reunimos con el profesor Montes, fue minutos antes de las ocho de la mañana del día sábado 24 de mayo en la escuela secundaria “Moisés Sanz Garza”, donde se reunió con profesores a los que impartió un curso de matemáticas y donde veríamos la metodología que utiliza para darle un sentido diferente a la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas según nos describió durante las breves charlas que sostuvimos antes, durante y después de dar sus clases.
El salón de clases, marcado con el número 1006 sirvió de marco para que 10 profesores incrementaran sus conocimientos matemáticos. El profesor Montes acudió puntual a su cita, vestido con su ropa formal, habla y pone énfasis a sus palabras acompañándolas con movimientos de sus manos, su voz gruesa demanda la atención al momento de describir un problema matemático, mientras que sus alumnos escuchan, no se inmutan por la presencia de extraños con cámaras de video y dirigen la atención a resolver el problema.
La entrevista a profundidad se realizo el día lunes 26, llegamos a su domicilio donde nos aguardaba paciente y preocupado por la lluvia que parecía acrecentarse; dentro de su hogar se mostró con mayor confianza y denuedo que la veces anteriores; primeramente nos guió por toda su casa a fin de que conociéramos como vive y sus lugares de lectura y estudio, bromeaba con mayor libertad y contaba anécdotas con más confianza y fluidez. Durante la entrevista se dejo llevar por la invasión de preguntas para las cuales encontraba una respuesta precisa sin saltar detalles.
El profesor se despidió diciendo: “Hasta luego, no digo adiós porque seguramente nos veremos otra vez”.
sábado, 24 de mayo de 2008
CNDH: sin credibilidad ni autoridad moral
La situación de catástrofe por la falta de observancia gubernamental a los derechos básicos tiene múltiples expresiones, y una de las más agudas es la alarmante pérdida de credibilidad y de autoridad moral experimentada por la actual presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la cual parece más dedicada a defenderse de señalamientos críticos que a procurar la vigencia de las garantías individuales. El comportamiento errático y obsecuente de esa institución ha quedado de manifiesto, en particular, frente a los atropellos cometidos en Atenco y Oaxaca, y en la escandalosa colaboración del titular de la CNDH, José Luis Soberanes, en la construcción de una verdad oficial exculpatoria en el caso de Ernestina Ascensión Rosario, anciana indígena a la que, de acuerdo con los informes iniciales, violaron y asesinaron soldados en activo, por más que la causa de su muerte haya sido descrita por Felipe Calderón como “gastritis no atendida” y como “anemia aguda” por Soberanes.
A los señalamientos desfavorables a la CNDH formulados por organismos humanitarios nacionales se agregó, en febrero pasado, un documento de Human Rights Watch (HRW) titulado La CNDH de México: una evaluación crítica. Tal reporte fue respaldado por Amerigo Incalcaterra, hasta hace poco representante en nuestro país del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), lo que suscitó la animadversión de Soberanes. Con ese telón de fondo, el funcionario internacional fue removido de México, y a falta de una explicación clara por parte de la dependencia de la ONU, proliferaron los señalamientos –verosímiles, por lo demás– de que la remoción respondía a presiones del gobierno mexicano. Sin embargo, no satisfecho con la salida de Incalcaterra, Soberanes ha porfiado en involucrarse en una agria polémica con el ACNUDH.
La autoridad moral y la credibilidad son instrumentos principales para cualquier organismo –gubernamental o no– de promoción y defensa de los derechos humanos. En el caso de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, tales atributos han sido severamente lesionados por su titular, el cual parece cada vez más proclive al denuesto y al exceso verbal, y no precisamente contra quienes violan las garantías individuales, sino contra quienes critican el deplorable desempeño de la institucionalidad nacional –la CNDH incluida– ante tales violaciones. Y es que, en un contexto caracterizado por el incremento de la inseguridad, de la impunidad y de los atropellos oficiales contra la ciudadanía, esa instancia no ha logrado escapar a la descomposición, el deterioro y la pérdida de autoridad moral que afectan a los principales organismos del Estado: la Presidencia, la Suprema Corte de Justicia, el Instituto Federal Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, entre otros; y no debe omitirse que, en todos los casos, el alarmante deterioro ha sido inducido desde el interior de tales instituciones, e incluso desde sus posiciones de máxima responsabilidad.
http://www.jornada.unam.mx/2008/05/30/index.php?section=opinion&article=002a1edi
Proclama de un adversario al gobierno de Estados Unidos

El millón de cubanos que nos reunimos hoy para marchar frente a su Oficina de Intereses, es sólo una pequeña parte de todo un pueblo valiente y heroico que quisiera estar aquí junto a nosotros si físicamente fuese posible.
No se reúne en gesto hostil contra el pueblo de Estados Unidos, cuyas raíces éticas, originarias de la época cuando emigraron a este hemisferio los primeros peregrinos, conocemos bien.
No deseamos tampoco molestar a los funcionarios, empleados y guardianes de esa instalación que, en el cumplimiento de sus misiones, gozan de toda la seguridad y garantías que un pueblo culto y civilizado como el nuestro es capaz de ofrecer.
Es un acto de indignada protesta y una denuncia contra las brutales, despiadadas y crueles medidas que su gobierno acaba de adoptar contra nuestro país.
De antemano conocemos lo que usted piensa o pretende hacer creer de los que por aquí marcharán. En su opinión se trata de masas oprimidas y ansiosas de libertad lanzadas a la calle por el gobierno de Cuba. Ignora por completo que al pueblo digno y altivo que ha resistido 45 años la hostilidad, el bloqueo y las agresiones de la potencia más poderosa de la Tierra, ninguna fuerza del mundo podría arrastrarlo como un rebaño, atado cada uno de ellos con una cuerda en el cuello.
Un estadista, o alguien con la pretensión de serlo, debiera saber que las ideas justas y realmente humanas a lo largo de la historia han demostrado ser mucho más poderosas que la fuerza; de ésta van quedando polvorosas y despreciables ruinas; de aquellas, rasgos luminosos que nadie podrá apagar. A cada época le han correspondido las suyas, tanto buenas como malas, y todas se han ido acumulando. Pero a esta etapa que vivimos, en un mundo bárbaro, incivilizado y globalizado, le han correspondido las peores y más tenebrosas e inciertas.
No existe en el mundo que usted quiere hoy imponer la menor noción de ética, credibilidad, normas de justicia, sentimientos humanitarios ni los más elementales principios de solidaridad y generosidad.
Todo lo que se escribe sobre derechos humanos en su mundo, y en el de sus aliados que comparten el saqueo del planeta, es una colosal mentira. Miles de millones de seres humanos viven con hambre, sin alimentos suficientes, medicinas, ropa, zapatos, viviendas, en condiciones infrahumanas, sin los más mínimos conocimientos y suficiente información para comprender su tragedia y la del mundo en que viven.
A usted seguramente nadie le ha informado cuántas decenas de millones de niños, adolescentes, jóvenes, madres, personas de mediana o mayor edad que podrían salvarse, mueren cada año en este "idílico edén de sueños" que es la Tierra, ni a qué ritmo se destruyen las condiciones naturales de vida y se está despilfarrando en un siglo y medio, con terribles efectos nocivos, los hidrocarburos que el planeta tardó 300 millones de años en crear.
A usted le bastaría pedir a sus ayudantes los datos precisos de las decenas de miles de armas nucleares, químicas, biológicas, aviones de bombardeo, mísiles de certera puntería, gran alcance y precisión, acorazados, portaaviones con que cuentan sus arsenales, armas convencionales y no convencionales suficientes para poner fin a la vida en el planeta.
Ni usted ni nadie podría conciliar el sueño nunca. Tampoco sus aliados, que tratan de emular el desarrollo de sus arsenales. Si se toma en cuenta el bajo coeficiente de responsabilidad, el talento político, los desequilibrios entre sus respectivos estados y el poquísimo ánimo de reflexionar, entre protocolos, reuniones y asesores, los que tienen en sus manos el destino de la humanidad, pocas son las esperanzas que puedan albergar cuando contemplan, entre perplejos e indiferentes, este manicomio real en que se ha convertido la política mundial.
El objetivo de estas líneas no es ofenderlo ni insultarlo; pero como usted se ha propuesto intimidar, atemorizar a este país, y finalmente destruir su sistema económico-social y su independencia, y de ser necesario su propia existencia física, considero un deber elemental recordarle algunas verdades.
Usted no tiene moral ni derecho alguno a hablar de libertad, democracia y derechos humanos, cuando ostenta el poder suficiente para destruir la humanidad y con él intenta imponer una tiranía mundial, ignorando y destruyendo la Organización de Naciones Unidas, violando los derechos de cualquier país, llevando a cabo guerras de conquista para apoderarse de los mercados y los recursos del mundo, imponiendo sistemas políticos y sociales decadentes y anacrónicos que conducen a la especie humana al abismo.
Usted, por otras razones, no puede mencionar la palabra democracia porque, entre ellas, su ascenso a la Presidencia de Estados Unidos todo el mundo sabe que fue fraudulento. No puede hablar de libertad, porque no concibe otro mundo que el regido bajo el imperio del terror de las mortíferas armas que sus manos inexpertas pueden lanzar sobre la humanidad.
No puede hablar de medio ambiente porque ignora por completo que la especie humana corre el riesgo de desaparecer. Usted acusa de tiranía al sistema económico y político que ha conducido al pueblo de Cuba a los más altos niveles de alfabetización, conocimientos y cultura, entre los países más desarrollados del mundo; que ha reducido la mortalidad infantil a un índice menor que el de Estados Unidos, y cuya población recibe gratuitamente todos los servicios de salud, educación y otros de gran trascendencia social y humana.
Suena hueco y risible escucharlo a usted hablar de derechos humanos en Cuba. Este es, señor Bush, uno de los pocos países de este hemisferio donde jamás en 45 años hubo una sola tortura, un solo escuadrón de la muerte, una sola ejecución extrajudicial, ni un solo gobernante que se haya hecho millonario en el ejercicio del poder.
Usted carece de autoridad moral para hablar de Cuba, un país digno que ha resistido 45 años de brutal bloqueo, guerra económica y ataques terroristas que han costado miles de vidas y decenas de miles de millones de dólares en pérdidas económicas.
Usted agrede a Cuba por razones políticas mezquinas, en busca del apoyo electoral de un grupo decreciente de renegados y mercenarios, sin ética ni principio alguno. Usted no tiene moral para hablar de terrorismo, porque lo rodean un grupo de asesinos que mediante actos de ese tipo han causado la muerte de miles de cubanos.
Usted no disimula su desprecio por la vida humana, porque no ha vacilado en ordenar la muerte extrajudicial de un número desconocido y secreto de personas en el mundo.
Usted no tiene derecho alguno, que no sea el de la fuerza bruta, a intervenir en los asuntos de Cuba y proclamar a su antojo el tránsito de un sistema a otro, y adoptar medidas para llevarlo a cabo.
Este pueblo puede ser exterminado —bien vale la pena que lo sepa—, barrido de la faz de la Tierra, pero no sojuzgado ni sometido de nuevo a la condición humillante de neocolonia de Estados Unidos.
Cuba lucha por la vida en el mundo; usted lucha por la muerte. Mientras usted mata a incontables personas con sus ataques indiscriminados preventivos y sorpresivos, Cuba salva cientos de miles de vida de niños, madres, enfermos y ancianos en el mundo.
Usted lo único que conoce sobre Cuba son las mentiras que emanan de las bocas voraces de la mafia corrompida e insaciable de antiguos batistianos y sus descendientes, expertos en fraudes electorales y capaces de elegir Presidente en Estados Unidos a alguien que no obtuvo los votos suficientes para alcanzar la victoria.
Los seres humanos no conocen ni pueden conocer libertad en un régimen de desigualdad como el que usted representa. Ninguno nace igual en Estados Unidos. En los guetos de personas de origen africano y latino, y en las reservas de indios que poblaron esa tierra y fueron exterminados, no existe otra igualdad que la de ser pobres y excluidos.
Nuestro pueblo, educado en la solidaridad y el internacionalismo, no odia al pueblo norteamericano ni desea ver morir a jóvenes soldados de su país, blancos, negros, indios, mestizos, latinoamericanos muchas veces, a quienes el desempleo los arrastró a enrolarse en unidades militares para ser enviados a cualquier rincón del mundo en ataques traicioneros y preventivos o en guerras de conquista.
Las increíbles torturas aplicadas a los prisioneros en Iraq han dejado estupefacto al mundo.
No pretendo ofenderlo con estas líneas —ya lo dije—. Sólo aspiro a que en cualquier instante de ocio algún ayudante suyo ponga delante de usted estas verdades, aunque realmente no sean en absoluto de su agrado.
Puesto que usted ha decidido que nuestra suerte está echada, tengo el placer de despedirme como los gladiadores romanos que iban a combatir en el circo:
Salve, César, los que van a morir te saludan.
Sólo lamento que no podría siquiera verle la cara, porque en ese caso usted estaría a miles de kilómetros de distancia, y yo estaré en la primera línea para morir combatiendo en defensa de mi patria.
En nombre del pueblo de Cuba.
Fidel Castro.
Entrevista a Paulo Freire por Rosa Maria Torres
Paulo Freire es un intelectual que como él dice, no tiene miedo de ser amoroso, ama a las gentes y el mundo y es por ese amor por el que lucha para que la justicia social se implante antes que la caridad, por ello dijo: “Yo quisiera morir dejando un mensaje de lucha”
Paulo, quisiera que habláramos hoy sobre los educadores, su situación, su formación, sus perspectivas. De forma general que podría decirnos acerca de esto.
En primer lugar, hay que decir que en la historia de la educación y la política hay un descuido total de la educación, una falta de respeto que espanta, que duele. Al mismo tiempo, en el discurso de los candidatos políticos hay siempre un lugar especial para la educación. Ellos siempre aseguran que la educación y la salud, en su gobierno o en su análisis de la problemática, constituyen una prioridad. Sucede, no obstante, que la práctica posterior del elegido resulta absolutamente contraria al discurso. Lo que observamos es que el profesorado, sobre todo en tiempos recientes, comienza a querer tomar su carro en sus propias manos. Siempre que protesta, que se reúne, moviliza, organiza y hace huelga, el poder habla y dice: "En realidad, reconocemos que los profesores tienen razón, que ganan muy poco. Pero no tenemos dinero", pero lo que requerimos saber es si la educación es o no es una prioridad. Si es una prioridad, la prioridad se manifiesta con presupuesto, con dinero. Hablar del discurso de la prioridad sin tener en cuenta cómo se constituye la prioridad, es una mentira, es traición al concepto mismo de prioridad.
Un argumento corriente hoy en día para no aumentar los salarios docentes es que los salarios, por sí solos, no mejoran la enseñanza, es decir, el desempeño del profesor en el aula de clase. ¿Usted que opina?
Yo tengo una respuesta muy fácil para eso. El salario solo no hace milagros. Pero sin un salario decente no es posible comenzar nada. Un municipio como Maceió, donde las profesoras ganan 10 reales por mes. En Sao Paulo se está pagando entre 130 y 187 reales. ¡Es un absurdo! Evidentemente, el salario sólo no es señal de competencia pedagógica y política del magisterio. Pero un buen Secretario de Educación no puede impulsar la formación permanente del magisterio si los profesores no tienen dinero ni siquiera para comprar el periódico, mucho menos un libro. Una mujer que sale de su casa afligida con su problemática familiar, consciente de que los salarios de ella y de su marido no alcanzan para hacer frente razonablemente a las dificultades, esa mujer, por maravillosa que sea, no puede ser una buena educadora.
¿Cuál es el complemento de un buen salario?
Primero, se requiere un salario mínimamente decente. Segundo, un respeto real a la tarea del magisterio. La educación y los educadores tienen que ser respetados: respeto personal, trato cortés, decente, serio. En tercer lugar, la organización política del magisterio debe tener como una de sus tareas la formación permanente de los profesores. El poder público debe por un lado estimular y por otro ayudar a las organizaciones del profesorado para que cumplan el deber de la formación permanente.
¿Qué más se requiere para ser un buen educador o una buena educadora?
Si la educación es realmente una prioridad, entonces hay que conseguir el dinero para que los profesores, en su casa o en la escuela, tengan horas para estudiar dentro de la jornada de trabajo. Los cursos de formación permanente deben ser pagados. El magisterio tiene que recibir su salario sin descuentos. La comprensión que el poder público tiene del trabajo del magisterio debe incluir las horas en que el profesorado está preparándose para ser mejor profesor.
¿Cuál es nuestra comprensión político-ideológica de nuestro rol como educadores frente a los educandos?
No cabe duda que si hacemos esta pregunta a un educador autoritario, el responderá diciendo que el rol del educador es el rol del que sabe y debe, por lo tanto, enseñar a quienes no saben. Tanto el Paulo Freire de ayer como el de hoy se oponen firmemente a esta posición. Para mi, obviamente, toda educación es directiva. No existe educación no directiva, por que la propia naturaleza de la educación implica directividad. Pero, no siendo neutro el educador, siendo directivo en su rol de educador, esto no significa que deba manipular al educando en nombre del contenido que el educador ya sabe a priori, es decir, a priori desde el punto de vista del educando. Es decir, una posición según la cual, en nombre del respeto a la capacidad de pensar y a la capacidad crítica de los educandos, se deja a los educandos librados a ellos mismos, se deja a las masas populares libradas a ellas mismas.
Es generalizada hoy la crítica a las organizaciones docentes en el sentido de que están centradas en el reclamo por los salarios, descuidando otros aspectos de la valorización y la profesionalización de los educadores. ¿Qué opinión tiene al respecto?
Bien, yo también haría esa crítica. Pero la haría sólo después de que el magisterio tuviese asegurados todos esos derechos y continuase no queriendo luchar por mejores condiciones de trabajo. Cuando el gobierno dice: "Es claro que el profesor tiene derecho de ganar más, pero no tenemos dinero", eso es hipocresía, eso es mentira. Si se da la situación de que, teniendo tiempo remunerado para estudiar y contando con una formación permanente pagada por el Estado o por el Municipio, los profesores se niegan a dar clases, esto debe ser sancionado.
Debido a la desatención de los docentes hacia los educandos, también encontramos la educación popular ¿Paulo Freire como concibe la educación popular?
Hay una prolongación entre el Paulo Freire de ayer y el de hoy. Ayer, Paulo Freire entendía la educación popular como n esfuerzo de las clases populares, un esfuerzo a favor de la movilización popular o un esfuerzo incluso dentro del propio proceso de movilización y organización popular con miras a la transformación de la sociedad. Ahora para el Paulo Freire de hoy, la educación popular se plantea como un esfuerzo en el sentido de la movilización y de la organización de las clases populares con vistas a la creación de un poder popular.
¿Cómo define la educación popular a priori?
La educación no es un a priori de la historia, ella se constituye históricamente. La educación aparece mucho tiempo después que los grupos se organizaran para sobrevivir. La educación sistemática se constituye para reproducir el poder en el poder. Esta es la historia de la educación.
¿Cómo empezar a resolver el conflicto entre padres de familia y profesores, que tienden a percibirse unos a otros como bandos opuestos antes que como aliados en el campo educativo? Ésta es una cuestión ideológica. Yo encuentro que el enfrentamiento entre familias y profesores existe sobre todo en las áreas proletarias, en las áreas pobres de las ciudades, donde la clientela escolar es la clase trabajadora o la clase media baja. He participado en reuniones de padres de familia y profesores en algunas escuelas particulares ubicadas en zonas ricas y no encontré nada de esto. La certeza que tengo es que hay un trasfondo ideológico elitista que funciona en la cabeza, o en el cuerpo, del profesor. En los cursos de formación del magisterio no se discute la cuestión de la ideología, la relación entre ideología y educación, el tema de cómo la ideología nos ciega, nos vuelve miopes y vuelve opaca la realidad. Entonces, se ha metido en la cabeza de los profesores, incluso de aquellos que comparten la misma condición de clase, que las familias llamadas pobres son incompetentes.
No obstante, hay problemas y contradicciones reales que cruzan a todos los sectores sociales. Por ejemplo, el tema de la presencia o la ausencia de los profesores. Los padres de familia exigen que los profesores estén presentes, que den clases. Los profesores, por su lado, y sobre todo dadas las condiciones actuales, faltan, se ausentan, hacen huelga. ¿Qué opina al respecto?
Exacto. Ahí tienes un problema que afecta a las familias independientemente del corte de clase. Las huelgas, por ejemplo, de las que se valen los profesores para defender su situación, afectan tanto a las familias de buen nivel de vida como a la familia proletaria. Los profesores acusados de que no estaban cumpliendo con su tarea fundamental que era enseñar, dar clases respondieron alguna vez en forma fantástica: "No, eso no es cierto. Nosotros no dejamos de enseñar en ningún momento. Nosotros estamos enseñando lo que significa la lucha democrática". Los padres de familia no entendieron aún esa lucha, en lugar de ponerse en contra de los profesores, los padres de familia deben reaccionar contra el Estado y luchar en favor de los profesores, hermanarse con ellos.
Las huelgas y paros docentes se han multiplicado en los últimos años en todo el mundo, y sobre todo en América Latina, pero ya no resuelven los problemas de los educadores. ¿Qué conclusión saca al respecto?
Esa es una pregunta fundamental que deberíamos hacernos todos desde una perspectiva progresista. En el mundo actual, donde la globalización de la economía es uno de los momentos fundamentales de la llamada post-modernidad, las multinacionales pueden hoy, por ejemplo, con enorme facilidad, desplazar el centro de producción de un determinado producto de América del Sur hacia el Asia, en cuestión de 15 días. Y pueden, de ese modo, vaciar la lucha, vaciar la huelga de obreros involucrados en la producción de ese producto. La huelga hoy en día ya no es eficiente como vía de lucha, y necesitamos buscar un substituto. Una de mis discrepancias vehementes con los analistas llamados post-modernos, sean filósofos o sociólogos, es que ellos, haciendo un análisis muy correcto de la situación concreta, concluyen en la imposibilidad de cambiar. Yo hago el mismo análisis...! y concluyo en la necesidad de continuar luchando! Es decir, la diferencia entre ellos y yo es que yo no acepto de ninguna manera renunciar a la lucha. Y, por eso, no caigo en el fatalismo que carga el neoliberalismo en su discurso. Yo no creo que la lucha sea inviable. Lo que constato es que la lucha a la antigua no va más. Hubo varias luchas en las que el magisterio terminó cansado, exhausto, y sin conquistar casi nada. Y entonces regresa decepcionado a las escuelas. Desde mi postura y de mi posición, convidaría al magisterio y a sus dirigentes a re-examinar las tácticas de lucha. No para abandonarla. Yo sería la última voz en decir "No luchen" a los profesores. Ahora, si tú me preguntas: "Paulo, ¿tienes alguna sugerencia concreta?". Yo te digo: "No, no la tengo". Lo que tengo es la certeza de que no es posible el fatalismo.
"Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre".
Enseñando matemáticas
Los maestros aguardan en el aula de clases acomod��ndose en sus respectivas bancas y a la vez preparando el material que se ocupara para la clase, como otra de las muchas veces el maestro saluda a sus alumnos y se dispone a leer la lectura, en esta ocasi��n es una poes��a que lleva por t��tulo ���El Abanderado���, con el objetivo de fomentar la lectura en los maestros esperando que ��stos lo lleven a cabo en el aula con sus alumnos.
La metodolog��a es consiste en hacer que los maestros busquen y encuentren sus propias herramientas para solucionar un problema y tambi��n se permite la interacci��n y socializaci��n para el intercambio de ideas. Esta nueva forma de ense��ar matem��ticas causa inquietud y a la vez es un desaf��o para los maestros pues ellos mismos o est��n acostumbrados a trabajar a este ritmo; sin embargo representa un desaf��o y b��squeda constante.
As�� es como transcurre el curso a lo largo del d��a entre risas, preguntas, dudas, trabajo intelectual constante, para poder aprender y vivir de manera diferente la ense��anza de las matem��ticas. Al final de la clase el maestro Efr��n expresa sentirse satisfecho por lo que hace y manifiesta ���las matem��ticas me apasiona���. Nuevamente y en medio del silencio la escuela vuelve a su estado inerte, es fin de semana y le toca descansar, con este descanso pierde nuevamente la vida que le dan los alumnos y maestros con la labor que realizan d��a a d��a.
Con la fe a cuestas

Un acto de fe fue lo que realizo Tanilo “N” la persona fallecida. “Para eso quería ir a ver a la Virgen de Talpa; para que Ella con su mirada le curara sus llagas”, según relató su hermano, historia que como muchas esta rodeada de hazañas tras caminar desde su natal Zenzontla durante más de 40 días entre veredas y montañas, entre el sol, el frío y el polvo pegados a sus llagas, según relataron sus familiares que lo acompañaban y apoyaron durante su travesía.